lunes, 23 de marzo de 2009

Altruismo y leyes de voluntariado

En 1996 Andrés García Inda hacía una reflexión sobre la Ley 6/1996 de Voluntariado que pudo pasar desapercibida en la mayor parte del Tercer Sector debido a la vorágine de la Ley, a la fuerza con la que se comunicó y a lo novedoso que era el tema en el Estado Español, pero que no está mal retomar “empuja a la Administración a extender el manto legal sobre las zonas no colonizadas no sólo a efectos de fomentar o garantizar su libre participación, sino también para poder controlarla”* y ver que está vigente más que nunca.

Ahora ya no es nuevo, además de la 6/1996 existen leyes autonómicas e incluso provinciales y un montón de planes estatales y autonómicos que marcan desde las Administraciones Públicas el ritmo de la participación voluntaria en las organizaciones de voluntariado, con mayor o menor acierto.

Más allá del -interesantísimo- debate de si se debe o no regular el voluntariado, la participación ciudadana o las iniciativas solidarias con una ley deberíamos entrar en los términos y contenidos de esas leyes y especialmente en dos puntos:

Por una parte ¿qué aportan a la promoción del voluntariado?

Y por otra ¿cómo lo hacen? (con qué ‘armas’ o herramientas’)

Centrándonos en la ley estatal podemos decir que sí, que contempla medidas de fomento de voluntariado, incluso dedica un capítulo completo en el que indica que la administración general del estado hará asistencia técnica, desarrollará programas formativos, liderará servicios de información y campañas de divulgación y de reconocimiento del voluntariado.

Dentro de las medidas establece una especialmente controvertida que son los incentivos a las personas voluntarias en forma de "bonificaciones o reducciones en el uso de medios de transporte público estatal, en la entrada a museos y cualquier otra medida que puede establecerse".

Esta medida pervierte la base del voluntariado, el altruismo. Entra directamente a las motivaciones de los nuevos voluntarios y si alguien ha estado sentado con una administración pública y/o ha participado en el proceso de elaboración de alguna de estas leyes habrá escuchado comentarios de incentivos asociados a la atracción de nuevas personas al voluntariado.

En la realidad han tenido poco impacto en términos de captación, pero han tenido mucho en términos de banalizar el discurso de la acción voluntaria y nos ha llevado a ‘premios’, ‘concursos’ y ‘campañas’ que están en el imaginario colectivo de muchas personas que han sido animadas a ser voluntarias mediante ejemplos únicos, descuentos en transportes y en cines, formación gratis, ampliación de curriculums, etc y no mediante lo que debería ser ‘la confianza en el ser humano, la justicia social y la convicción del poder transformador del grupo’

Son temas históricos de debate pero también con una vigencia espectacular y una presencia en medios de comunicación ‘sospechosa’ en los últimos meses (nuevas leyes autonómicas…). Así que nunca es tarde para reabrir debates!

¿Cómo afecta esto al altruismo, al desinterés, a la motivación?

¿Deben las administraciones interpelar a las personas o apoyar y fomentar el voluntariado desde las organizaciones de voluntariado y que sean estas, vía planes de voluntariado, quienes incentiven, motiven y retengan a estas personas?

¿Qué mensajes debemos y no debemos lanzar para convocar voluntarios/as?

- ‘Tu puedes serlo aunque no sepas que puedes’ frente a ‘Los voluntarios/as son personas únicas y especiales’
- ‘Tu tiempo cuenta, pero tu disposición más’ frente a ‘Necesitamos tu compromiso en un determinado e inamovible periodo de tiempo’


Alguno más? Alguna aportación al debate? ¡Os esperamos por aquí!

*(“Aspectos legales de voluntariado: El modelo de la Ley 6/1996 de 15 de enero” Documentación Social, nº 104, Madrid julio-septiembre 1996)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece excelente que haya un intento legislado por considerar al voluntariado como una especie de colectivo presente a pesar de sus múltiples variedades, motivaciones y modos de actuar.
Sin embargoooo, ¡oh pelo en la sopa, mosca en la leche, césped en los dientes! Los incentivos a través de los que se ha pretendido materializar este reconocimiento al voluntariado, podrían minimizar el auténtico valor de éste. No porque el valor del voluntariado sea el sacrificio al estilo mártir, sino porque es el ejercicio de la voluntad en cualquier circunstancia, lo que debe brillar y ser reconocido.
No importando si se tiene poco o de sobra para pagar el transporte o el teatro, el ejercicio de la voluntad en la participación organizada requiere de incentivos acorde a su madurez de acción.
¿Qué tal un incentivo que otorgue mejores canales de exigencia y diálogo con gobiernos y empresas privadas? ¿O incentivos como tener mecanismos para elegir los incentivos que requerimos los y las voluntarias?

EnPolonia dijo...

He visto este blog por aquí y me parece excelente, si teneis notas de prensa, puedo hacer eco de ellas en mi blog Cooperación Social

Un cordial saludo.

Xose Ramil dijo...

Qué difícil me resulta entrar en un debate así, a pesar de que el planteamiento me parece excelente, sin dejar de lado la conveniencia de que el Estado entre a regular, promover o incentivar el voluntariado. ¿Existe altruismo o intención de promover la participación ciudadana con los incentivos que se ponen de ejemplo? Posiblemente, pero que delgada es la línea entre ese incentivo y la tentación de domesticar el movimiento social.

Lo siento, al final me he quedado en el "Más allá del -interesantísimo- debate de si se debe o no regular el voluntariado", pero lo veo ineludible.

Apertas compañeiras

Anónimo dijo...

Sobre el tema del reconocimiento al voluntariado, premios, carnés, etc.

Luciano Poyato comenta:

"¿El voluntariado necesita un premio o una cena para que sea reconocido? Yo creo que tiene que estar en las decisiones de las organizaciones. Es la mejor forma de reconocer y agradecer su trabajo."

Y yo añado: tiene que estar en la toma de decisiones de las organizaciones y además participar en políticas públicas.

Si esta gente tiene algo que dejar por escrito es un listado de métodos y canales de participación directa, evaluación, control, etc.

La gente voluntaria está cerca de realidades muy duras y tiene mucho que decir.

Anónimo dijo...

Hola a tod@s. Me parece interesante el debate, y yo me planteo las siguientes cuestiones:
¿Puede que el Estado tenga interes en que cierto tipo de servicios se lleven a cabo por voluntarios aunque los debiera de prestar El?
¿Que es mejor: Voluntariado o profesionalizacion del trabajo social?

Anónimo dijo...

Hola a todxs!
Al hilo del debate que plantea Pepote, desde el Observatorio del Voluntariado, nos gustaría puntualizar que la diferenciación entre voluntariado y trabajo remunerado en el ámbito social está claramente delimitada en cada una de las leyes que se refieren al voluntariado tanto a nivel estatal como en las diferentes comunidades autónomas, pero que es cierto que hay veces en las que no se sabe muy bien donde acaba la labor de las personas voluntarias y donde empiezan las de los y las profesionales de la acción social.

Como ejemplo podríamos mencionar que la aprobación de la Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia ha supuesto importantes cambios en el papel que ha venido representando el voluntariado hasta el momento en este aspecto. Puesto que gran parte del trabajo que el voluntariado ha venido desarrollado pasa, en función de esta ley, a ser competencia de personal remunerado.

Aún profesionalizando esta acción, el voluntariado sigue siendo necesario. Los profesionales (personal remunerado especializado) coordinan y gestionan todos aquellos programas, servicios y proyectos en los que se insertan estas personas voluntarias además de motivarlas y dotarlas de la formación e información necesaria para el desarrollo de su labor.

No cabe duda de que tanto el voluntariado como la profesionalización de la organización de la acción social son necesarios para tener impacto real. Estas dos formas de actuación social son complementarias y necesitan nutrirse la una de la otra.

A día de hoy existe una acción social que esta fuera de los cauces de la gestión de las organizaciones, que por lo tanto no esta profesionalizada. Por sus características no puede denominarse voluntariado, pero si es reconocida por la sociedad en cuanto que cumple con una labor social.

Alber dijo...

AVISO PARA PEDRO CLUSTER DE INDIGENCIA Y SU ASOCIACIONM DESDE LA CALLE PARA QUE AYUDEN CON ALOJAMIENTO EN EL RINCON DE BUBU